En esta entrada queremos hablaros de las hernias y protusiones. Pertenecen a las alteraciones llamadas discopatías, que se refiere al grupo de malformaciones en la estructura del disco intervertebral. Entre las vértebras hay un disco cuyo papel es amortiguar la carga y mejorar la mecánica de la columna vertebral. Cuando ese disco se degenera, su contenido puede salir de su sitio y provocar la compresión de una raíz nerviosa o de la médula, llegando a generar dolor y otros síntomas.
La mayoría de las hernias/protusiones se dan en la columna lumbar, siendo menos frecuente en la columna cervical y muy raro encontrarlas en la columna dorsal.
Los fenómenos degenerativos de la columna vertebral se consideran un proceso normal de envejecimiento. La degeneración comienza a los 20 años en hombres y a los 30 en mujeres. A los 40 años están degenerados moderadamente el 80% de los discos en hombres y el 65% en mujeres. No hay relación entre el estado del disco y el dolor.
Existe lo que se llama discrepancia radiológica-clínica. Si en una prueba de imagen (radiografía, resonancia...) se evidencia que hay un daño en el disco, no significa que tenga que ser sintomática. Unos investigadores japoneses hicieron un estudio en 2015 en el que realizaban una resonancia magnética a 1211 individuos sanos entre 20 y 70 años. El 87,6% de los individuos presentaban abombamientos discales y el 75% de los sujetos de alrededor de 20 años presentaban alteraciones en los discos.
Por eso basarse sólo en una prueba de imagen para establecer un diagnóstico o un tratamiento es insuficiente. Nos serviremos de ella para obtener más información, pero también hay que hacer un diagnóstico basado en la clínica (dolor, sintomatología, funcionalidad, calidad de vida...)
No sabemos al 100% qué es lo que provoca que algunas discopatías sean sintomáticas y generen dolor radicular y otras asintomáticas. Antes se pensaba que se debía a la compresión, pero hemos encontrado grandes niveles de compresión en población asintomática. Ahora mismo la hipótesis más válida es la alteración en la bioquímica del nervio secundaria a la compresión.
En cualquier caso, lo que sí sabemos es que el tratamiento conservador con fisioterapia es suficiente para solucionar el problema. La rehabilitación evita la cirugía en el 80% de los casos de hernia discal.
La expulsión del núcleo del disco puede generar síntomas sobre la salida del nervio, lo que se conoce como dolor radicular o radiculopatía. Vayamos con esos síntomas. Por un lado, puede haber dolor de espalda. Se sabe que el disco puede generar un patrón de dolor referido y que duela no sólo en la columna vertebral, sino en zonas próximas a ella. Y debemos de sentir dolor en el recorrido de un nervio, debido a la compresión de la raíz nerviosa. Este dolor, que se denomina neuropático, genera síntomas como hormigueo en brazos o piernas, sensación de corriente eléctrica, pérdida de sensibilidad y en algunos casos se puede acompañar de pérdida de fuerza.
No todas las radiculopatías se pueden resolver con tratamiento conservador, aunque la mayoría sí. Sólo es necesario pasar por quirófano cuando esa hernia esté generando un dolor muy severo (que imposibilita realizar las actividades de la vida diaria y que no mejora tras el tratamiento conservador), gran pérdida de fuerza o síntomas neurológicos como incontinencia urinaria, pie equino, síndrome de la cola de caballo... Y son en esos casos donde es necesario hacer una resonancia magnética. En casos leves (que son la mayoría) no es necesario realizar la prueba de imagen para saber que estamos ante una hernia/protusión.
Hay un ligero porcentaje de protusiones y hernias que se reabsorben espontáneamente. No sabemos predecir cuáles se pueden reabsorber y cuáles no, pero a veces nos encontramos al volver a hacer pruebas de imagen en una revisión con el traumatólogo, que la hernia o la protusión ha desaparecido. Eso sí, no garantiza la desaparición del dolor. Si el nervio sigue irritado, aunque se haya reabsorbido el disco, puede seguir doliendo y deberemos seguir con el tratamiento.
El tratamiento de fisioterapia consistirá en un abordaje del dolor con técnicas de terapia manual (articular y muscular) para reducir la hipersensibilidad de la zona, técnicas centradas en la reducción del dolor neuropático como neuromodulación o neurodinamia (fotos). Y no podemos olvidar un abordaje activo con ejercicio para adaptar al tejido al movimiento y mejorar la movilidad y fuerza muscular.
Esperamos que esta información os haya sido útil. Encontramos mucha desinformación y conceptos erróneos en consulta y por eso queríamos hablaros de ello. Si necesitas una valoración o un tratamiento para una hernia o protusión no dudes en ponerte en contacto con nosotros. Estaremos encantados de ayudarte.
¡Nos vemos en el siguiente blog!
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